Hoy voy a comentar una noticia, el proyecto de Reglamento de Espectáculos Taurinos del País Vasco que será próximamente aprobado por el Ejecutivo autonómico vasco.
La idea que impregna el nuevo reglamento es la de adaptar algunos aspectos de la fiesta de los toros a la «especificidad» del País Vasco. Los aficionados a la fiesta, entre los cuales me cuento; no tenemos ni idea de cúal pueda ser esta «especificidad» en un espectáculo que lleva prácticamente inalterado en todos los países dónde se celebra desde hace prácticamente 4 siglos; y llega a ser casi una liturgia.
Y yo, como sabéis, soy bastante clásica; y no me gusta nada la intervención del gobierno de Ibarretxe en este tema. Me temo lo peor, como ha ocurrido siempre que el nacionalismo ha intervenido en algo que puede considerarse universal.
En el anteproyecto se «subraya la especificidad del espectáculo taurino en Euskadi», para lo cual se pone especial cuidado «en los preliminares del espectáculo». Y ahí me he perdido… he supuesto que quizá la especificidad consista en sustituir el tradicional «paseíllo» por un aurresku con dantzaris y txistularis impecablemete vestidos de luces.
Pero, aún más sorprendida, sigo leyendo que se especifican las «características físicas de las plazas de acuerdo a la realidad del país» y claro, he supuesto que el tradicional coso taurino circular podría sustituirse por uno con forma de trikitixa, que no sé yo si será más funcional, pero sin duda sí que se adaptará mejor a la «realidad del país». Ah, y, por supuesto, el nombre de la plaza y todos los letreros indicativos en ella, han de ir escritos con la típica A con txapela, tan propia del idioma vasco.
Y, no recuperada aún de mi inicial sorpresa, leo que habrá un mayor «rigor en la concesión de trofeos». Es decir, que hasta ahora, el público, de una forma más o menos clara, podía solicitar orejas, rabos o incluso el indulto del astado, al presidente de la plaza; y éste decidía, según el reglamento y su propio criterio; sobre la marcha. Pero en el País Vasco, a partir de éste nuevo Reglamento, se hará mediante instancia escrita, se entiende que en vascuence, naturalmente.
Pero lo más triste es que, en el País Vasco, al igual que en toda España, el espectáculo taurino en todas sus manifestaciones, guste más o menos; está íntimamente ligado a las fiestas y celebraciones de cualquier clase. De hecho, ya decía el padre Larramendi, que si en el cielo se hicieran corridas de toros, todos los guipuzcoanos serían santos, para poder ir al cielo a verlas.
Y he estado pensando que, a pesar de querer hacernos ver que este nuevo Eusko-Reglamento tiene como finalidad el proteger a los más jóvenes de espectáculos con una determinada carga de violencia; hay muchos herri kirolak que son bastante brutos. Por ejemplo, el que consiste en que un buey debe arrastrar por el suelo una piedra que pesa toneladas, mientras el dueño le va dando una verdadera paliza para que tire. O el que consiste en que dos carneros se embistan hasta matarse. Y contra estos deportes populares vascos no se ha reglamentado nada en este sentido.
Y pensando, pensando… malpensada que es una; he pensado que quizá lo único que pretenden el señor Ibarretxe y sus palmeros del gobierno vasco es simplemente eliminar algo que por su simbología, desarrollo y connotaciones recuerda demasiado, para su gusto, a España. Y he recordado las palabras que Albert Boadella escribió en una carta pública a la ministra Cristina Narbona: «las limitaciones catalanas a la tauromaquia tienen como motivo esencial el rechazo a una tradición que el nacionalismo desprecia por española».