Desde que se acalló la barahúnda de los resultados electorales; todos los medios de comunicación han vuelto su escrutadora mirada hacia Mariano Rajoy. Un hombre que, a pesar de sus muchos defectos, siempre me ha parecido una buena persona. Un hombre calmo, reflexivo, honrado, de hablar poco y de pensar mucho. Nunca, a pesar de ser ésta un virtud muy difícil de encontrar en el mundo político; se ha sospechado que haya llegado dónde está a expensas de nadie o apuñalando por la espalda a ninguno.
No ha sido un mal líder. Al contrario, es un gran parlamentario. Educado, culto, instruido, inteligente, y con una ironía demoledora. Algunos de sus discursos han sido antológicos. Se ve, a mi parecer, un hombre «de una pieza», más íntegro; y, quizás por esto, menos político. Por éso le valoro enormemente. Sus resultados electorales han sido buenos, y su campaña, aunque mejorable, ha contado con la oposición de prácticamente todos los medios de comunicación; particularmente de las televisiones; y, sin embargo, ha obtenido unos resultados notables.
A pesar de sus cualidades y resultados, por el hecho de no haber ganado las pasadas elecciones, segundas a las que se presentaba frente a Zapatero; una pléyade de sesudos periodistas que se las dan de analistas políticos sin haber acertado en la mayoría de los vaticinios que se aventuraron a hacer, han salido en tromba a pedir la renovación de liderazgo en el PP.
Ayer Rajoy despejó todas las incógnitas sobre su continuidad en la presidencia del PP, anunciando que se presentará a la reelección en un Congreso que se celebrará el próximo mes de junio. Yo me he alegrado enormemente de su decisión. Creo que, efectivamente, un partido que no ha ganado las elecciones, debe acometer una labor de cambio ordenado y detenidamente meditado. Valorando cuales han sido las razones y las causas que han impedido ganar las elecciones. Y una vez valoradas, debe afrontarse el cambio de personas y estrategias para hacer frente a la nueva etapa en la oposición con garantías de ser en el futuro una alternativa de gobierno.
Rajoy es un hombre trabajador, honrado y capaz de afrontar esta nueva etapa. Además, con su decisión, creo que ha protegido a su partido de abrir contiendas internas que le debilitarían enormemente, y serían extraordinariamente precipitadas, dibujando un claro beneficiario de la crisis: Zapatero; cuya legislatura se presenta muy difícil económicamente hablando, y en la que hay que estar preparados desde este mismo momento para afrontar la labor de oposición.
Creo que hay que renovar personas y estrategias en la cúpula para no repetir las causas que han determinado la victoria socialista; pero también hay que seguir defendiendo las ideas programáticas que nos han aunado: unidad e igualdad de la nación española, defensa del castellano independientemente del lugar donde se resida, economía poco intervencionista, firmeza frente al terrorismo… es decir, cambiar las cosas necesarias para poder ganar las elecciones con los mismos valores y convicciones que nos han movilizado en éstas últimas.
El canto del cisne 