El canto del cisne

1, febrero, 2008

Una cuestión de justicia

Filed under: Elecciones — Schwan @ 9:00 am

No hace mucho, concretamente para las elecciones municipales, la Junta Islámica pidió a los musulmanes que participaran en las mismas y recordó que «hay una mayor identificación de los intereses musulmanes con el PSOE e IU frente a la postura del PP», partido en el que existen «círculos que poseen un sentimiento hostil hacia el Islam».

Yo no escuché a nadie, de ningún partido político, definir inmediatamente la propuesta con calificativos tales como «inmoral, hipócrita o malintencionada», refiriéndose a la petición realizada por la Junta Islámica.

Sin embargo, éstos términos textuales los ha utilizado el PSOE para definir la nota de la Conferencia Episcopal ante las próximas elecciones generales. Una nota que ni siquiera ha pedido el voto explícitamente para ninguna formación política. Pero, no sólo el PSOE ha reaccionado así. Partidos que, ante la petición de la Junta Islámica para las municipales no abrieron la boca, ahora no la han podido mantener cerrada.

Así, en el caso del PNV, el cabeza de lista por Álava, Emilio Olabarría, llegó a exigir a la Iglesia que guarde «el silencio más estricto» y la acusó de retrotraerse a sus «momentos más negros». Los nacionalistas vascos van más allá y se atreven a afirmar que «la Iglesia no puede, ni debe, porque resultaría una perversión incluso teológica, recuperar su posición de movilizar las conciencias de los creyentes en pro de unas posiciones políticas u otras».

El candidato de CiU al Congreso de los Diputados, Duran i Lleida, recordó que la Iglesia «muchas veces ha jugado un papel mediador entre estados democráticos y organizaciones terroristas». Se refería a la recomendación realizada en la nota de la Conferencia Episcopal en el sentido de no apoyar a quien reconozca «a una organización terrorista como interlocutor».

Con el mismo argumento, Gaspar Llamazares, el coordinador general de Izquierda Unida, se unió a las descalificaciones de los socialistas y calificó de «escandalosa y farisea» lo que considera «manipulación» que la Conferencia Episcopal hace del terrorismo, ya que le recuerda que fue mediadora en algunos casos.

Para no ser menos, el portavoz del BNG en el Congreso, Francisco Rodríguez, declaró que «Se puede discrepar, pero no lanzar una campaña agresiva contra leyes aprobadas por el Parlamento y que, en ningún caso, obligan que su cumplimiento sea generalizado» (¿?). «La Iglesia opta por un concepto de unidad de España y por una confesión de una moralidad retrógrada y contraria a los Derechos Humanos más elementales». Las interrogaciones en cuanto a que la aplicación de las leyes no sea generalizada las he puesto yo; que quizá soy muy corta, y éste aspecto del estado de derecho me era desconocido.

Y Joan Ridao, candidato de ERC a las generales, ha arremetido contra todos declarando que «la Iglesia está rezando para que gobierne la derecha». «El PP, Duran, la Plataforma per Cataluña y una parte de la Iglesia reman en una misma dirección, la de criminalizar opciones de familia tan legítimas como la tradicional».

Como ya he comentado arriba, cuando la Junta Islámica hizo una petición explícita de voto, nadie se rasgó las vestiduras. Sin embargo, ante la nota de la Conferencia Episcopal, el escándalo ha sido mayúsculo; criticando sólo el contenido de la nota que va en ésa dirección.

Del resto, es decir, la petición de la Conferencia Episcopal de que es necesario promover un gran pacto de Estado sobre la base de la libertad de enseñanza y la educación de calidad para todos; cuando pide para los inmigrantes especial atención y ayuda; cuando se refiere a los que no tienen trabajo, los que están solos, las jóvenes que pueden caer en las redes de la prostitución, las mujeres humilladas y amenazadas por la violencia doméstica, los niños, objeto de explotaciones y de abusos; y quienes no tienen casa ni familia donde acogerse. En ningún caso, éstos puntos recogidos en la nota, han sido objeto de comentario alguno.

Y, es por ello que yo llamo «inmorales, hipócritas y malintencionados» a todos aquéllos que consideran inmoral, hipócrita y malintencionada cualquier petición que no se acoja a sus dictados. y que creen que eso de la libertad de expresión sólo debe ser aplicable para cuando hablan ellos. Y esto no es una cuestión de religión. Es de estricta justicia.

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