De los vientos que sembró Zapatero

Ayer tarde ya por fin quedó mi ordenador en perfecto funcionamiento y hoy iba a publicar la impresión que me produjo el segundo debate Rajoy-Zapatero. Pero mi impresión de entonces carece de importancia frente a la que ahora me embarga.

Decir que es indignación, rabia, resentimiento o enfado no sería suficiente. Porque ésto se sabia que acabaría ocurriendo. Todos los sabíamos, incluso Rubalcaba nos puso en situación al comienzo de la campaña electoral. Y además de esos sentimientos por la muerte de un inocente, de una persona que, como yo, tenía ideas políticas y ambiciones familiares y profesionales. Como yo, y como todos. Ademas de todos esos sentimientos, me doy cuenta de que; cuando hace aún pocos años, se producía cualquier atentado, la sociedad cerraba filas con el gobierno, del color que fuese.

Pues Zapatero ha conseguido que, tras este atentado, mi indignación vaya dirigida más contra el gobierno cobarde que negoció políticamente con los asesinos, que contra la misma ETA. Porque ese gobierno mintió y engañó.

Y me doy cuenta de lo que es ETA. A un trabajador inerme, como Isaias Carrasco, que renuncia a llevar escolta lo matan por la espalda, delante de su familia y emprenden la huida. Y a ésto llaman gloriosa «lucha armada» los repugnantes gudaris. Y a esos fulanos les dio Zapatero carta política sentándose a negociar cuestiones políticas con ellos.

Si es que prefiero no escribir, con la rabia que me embarga en éste momento. Porque, además, Zapatero ha dejado que ETA se rearme, se refuerce, cobre visibilidad. Hasta el final de la legislatura no ha habido detenciones de miembros de la banda, salvo los realizados en territorio francés. Si es que, hasta hace nada, éstos eran «hombres de paz» según Zapatero, por Dios.

Y es que, no hay duda de que ETA es culpable de éste asesinato, pero Zapatero es responsable. El domingo hay que tener claro quién ha dado lugar a éste nuevo asesinato con sus coqueteos con terroristas y su irresponsabilidad negociadora. Lo siento, pero después del discursito de condena de Zapatero, en el que no ha hablado de derrota de la organización terrorista, ni tampoco de retirar la autorización para negociar con ETA que obtuvo del Congreso, ya no me queda prácticamente ninguna duda de que, si Zapatero gana, ésta muerte no habrá servido para nada.

Descanse en paz Isaias Carrasco, y mi más sentido pésame a su familia y amigos.